lunes, 19 de octubre de 2009

Unanu - Beriain - Ollo (12-10-09)

Desde enano una de las montañas que más me han gustado ha sido San Donato. Se levanta como una muralla por el valle de la Barranca.
Impresiona la vista desde Aralar cuando ves toda la Barranca llena de nubes bajas y saliendo de ese mar la imponenete mole de piedra.
El lunes pasado, mi padre y yo nos animamos a subirnoslo. Decidimos la subida desde Unanu, en el valle de Ergoiena, seguir por el corredor de la cima y bajar por la cabecera del valle. El parte meteorologico anunciaba claros y nubes, y la otra opción era hacernos una etapa del Camino de Santiago, pero a mi me apetecia subir.
Llegamos a Unanu (651m.) y el cielo estaba bastante gris pero habia suficiente visibilidad y decidimos animarnos.

Los primeros tramos por pista fueron bastante comodos, pero en cuanto enfilamos las primeras rampas en el hayedo el barro comenzó a dificultar un poco las cosas. La subida entre los arboles es más o menos rápida, cogiendo altura constantemente. El camino esta balizado por mojones cada cierta distancia, y no resulta demasiado difícil seguirlo. Llegando casi al final de la zona boscosa, justo antes del inicio de la subida del cascajal la niebla empezó espesarse, pero un caminnante que venía de la cima nos comentó que arriba la visibilidad no era mala y decidimos seguir subiendo.
El pronunciado desnivel, las piedras sueltas y el fuerte y humedo viento hizo de ese tramo un pequeño infierno. Al final llegamos a la cima con bastante poca visibilidad y absolutamente empapados.





En la llanura de la cima la niebla no permitia ver mas alla de 15 ó 20 metros, la verdad es que perdernos las vistas desde allí me tocó un poco la moral, pero la subida había sido magnífica.
Seguimos paseando por la llanura hasta la ermita de San Donato (1493 m.). Como no ibamos demasaido cansados y estabamos empapados decidicmos seguir camino hacia abajo.
A partir de la ermita nos unimos a un grupo de 3 paseantes que bajaban hacia Huarte. El camino hacia Huarte está señalizado con marcas amarillas en las rocas, pro el que baja a Ergoiena no tiene ningún tipo de marca. Nos separamos del otro grupo siguiendo unas marcas bastantes claras de rodadas, pero al rato de seguirlas las marcas desaparecieron bruscamente. En este punto, en vez de desandar el camino decidimos intentar buscar las rodadas, que obviamente no podían haber aparecido de la nada.
A partir de aquí comenzó una hora y media bastante complicada, empezó a caer una lluvia fina y persistente y nos metimos en un lapiaz, sin tener claro hacia donde ibamos, teníamos claro que el valle de Ergoiena estaba a nuestra derecha, pero carecíamos de elementos de referencia y estuvimos caminando paralelos al borde de la meseta, pero hacia el interior un largo rato sin encontrar señales de ninguna vaguada o depresión que nos indicase que habíamos llegado a la cabecera del valle.

En principio el plan ida y vuelta eran unas tres horas o tres horas y media, llevabamos cuatro y seguiamos en la planicie de la cumbre. Decidimos tirar en dirección sur lo más directo posible y finalmente llegamos a un terreno que empezaba a descender y tenía la forma de cabecera de un valle. Según ibamos bajando encontramos una pista, yo crei que después de dar alguna vuelta habíamos llegado a la parte alta del valle de Ergoiena, pero mi padre sospechaba que lo que teníamos a la izquierda era la Sierra de Satrustegi y a la derecha la de Andia. Mediada la bajada por el valle las nubes comenzaron a levantarse y al fondo pudimos apreciar Pamplona y su cuenca, habíamos salido a la parte alta del valle de Ollo.
Nos habíamos pegado casi 5 horas y media andando sin parar y yo empezaba a notar las piernas pesadas.

Llegamos a Ollo (504 m.) hacia las dos y media de la tarde y tuvimos la suerte de encontrar el Albergue Gure Sustraiak, donde no solo nos atendieron como a reyes, sino que además nos pusierón una alubiada con sacramentos que hizo que se me olvidase el mal rato de perdernos, chapó por ellos, eso es saber tratar a la gente con hospitalidad.
Después de comer, vinieron a recogernos y a llevarnos a por el coche, nos recogieron en Anotz, y llegamos a Unanu hacia las seis de la tarde y esta es la imagén del monte esa tarde


Poco rastro quedaba de las nubes del mediodía.

A pesar del mal trago tengo que reconocer que la excursión estuvo bastante bien.
El principal pero, a las autoridades y a la Federación Navarra de Montaña, parece mentira que una cumbre como la de San Donato este tan pobremente dotada de señalización adecuada. Me parece bastante triste que un patrimonio como este se gestione con tan poco interés.

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